Es esta magia la que atrapa mis sentidos, la capacidad de mutación, de movimiento, de ver y de no poder ver. Es lo que sucede con los paisajes suizos, en los que se crea la niebla, cuando llueve, nieva o las montañas se fusionan y separan del resto. La magia de La Prairie pretende asimismo generar un cambio en su vida, hacer desaparecer lo que aparece, deteniendo un momento para siempre. El agua fluye lentamente arriba y abajo, permitiéndole ver y de repente no ver, para que sea consciente del bien más preciado de todos: el tiempo.